Si «huella digital» te suena a novela policíaca, crees que las «cookies» son las galletitas de tu perro, y «píxel» te parece una peli de dibujos… necesitas leer este post completo por el bien de tu negocio.
En marketing, cuando hablamos de huella digital nos estamos refiriendo a los registros o rastros que dejamos cuando navegamos por internet. ¿Recuerdas el cuento de las migas de pan para volver a casa? Pues eso mismo, pero en lugar de pan, el rastro es de cookies. El píxel es el mensajero que va informando al servidor a cerca de nuestra posición.
Es como un mapa que cada día se elabora, con nuestro consentimiento siempre, con cada paso que damos por la red. Quizás, si lo vemos desde el punto de vista del usuario, no nos parezca interesante. Pero si nos situamos en el lado de las marcas, veremos que la huella digital ofrece grandes ventajas.
Imagina que entras en unos grandes almacenes y merodeas por la zona de los aparatos electrónicos. Las tabletas gráficas por ejemplo. ¿No sería muy razonable que un empleado de la tienda se acercase hasta ti para ofrecerte su mejor producto? Pues en internet ocurre lo mismo. Cuando aceptamos las cookies de una web, estamos consintiendo que un empleado se acerque a nosotros y nos ofrezca su mejor producto.
Esa es la función de la huella digital, poder saber quién entra en una web, para qué, durante cuánto tiempo y qué es lo que más le ha gustado de todo lo que ha visto. Una información muy útil para segmentar a nuestro público y evitar disparos al aire. Nos permite hacer retargeting, es decir, dirigirnos a aquellas personas que sabemos que están realmente interesadas en nuestro producto.
En MYTTO trabajamos con todas las herramientas que hacen uso de estos procedimientos, mejorando así la calidad y la precisión de las comunicaciones de nuestros clientes. ¿Dispuesto a seguir la huella?